Exposición de Dibujos de Heysell del Carmen Rojas López

Heysell del Carmen Rojas López nació en Managua, el 17 de marzo de 1994. Dibujante, técnico en diseño gráfico, operadora de microcomputadoras, transportista y estudiante de tercer año de Derecho en la Universidad Nicaragüense de Estudios Humanísticos (UNEH).

Fuerte de carácter y acostumbrada a trabajar bajo presión. Se considera una joven fuera de lo común, de lo normal. Es mujer, sí, pero no es del sexo débil. No se considera muy feminista en el sentido del consumismo ni feminista, en el sentido de lo ideológico enfermizo o extremo, que considera al hombre su adversario. En todo caso, defiende los mismos derechos y oportunidades para ambos sexos.

Surge de una familia donde las mujeres han sido tayacanas, jefas, determinantes. Mujeres fuertes, de trabajo, de sacrificio, de logros palpables y rotundos. Mujeres que han sido guerrilleras de la vida. Es decir, en su familia ha brillado el matriarcado, donde los hombres saben cocinar o hacer cosas que otros no hacen, porque considerarlas de mujeres.

Heysell, fiel a esa herencia familiar matriarcal y a sus propios conceptos de la vida, asegura que no cualquier mujer se maneja ni permanece por mucho tiempo en el gremio transportista, como le ha tocado para sobrevivir.

Como amante del rock, la vestimenta no le preocupa. No es lo esencial para ella. De pronto puede vestirse elegante, o sencillamente, se pone lo que encuentre y ya. La belleza, desde cualquier concepto, siempre brilla, sin aditamentos.

Aunque se considera en proceso de formación, su vena artística la hereda del padre, quien además de haber sido combatiente histórico, fue un buen dibujante. Además de dominar el retrato, sus dibujos nacen de las convulsiones de su interior, de sus emociones y realidades existenciales, las que trata de reflejarlas, lo más fielmente, en sus trazos.

«No soy el prototipo de mujer que impone la sociedad. Soy una persona poco común, que concibe la belleza como armonía con el entorno; el arte tiene muchas facetas, hasta en la muerte; y el amor, muchas veces se concibe como deseo, y éste, en realidad es poder.»